sábado, 23 de abril de 2011

EL RESCATE DE LO LOCAL, DEL LUGAR : una tarea pendiente en Santander de Quilichao.


El Sociólogo, Arizaldo Carvajal Burbano, hace una acertada reflexión sobre “lo local”, tomando como referencia el Municipio de La Vega Cauca. Su visión (desde las Ciencias Sociales) es aplicable a cualquier entorno, y parece retratar la orfandad de estudios serios, sobre Santander de Quilichao; que se debate hoy entre la falsa identidad de “ciudad región” y el rescate de sus valores tradicionales de convivencia.


Arizaldo Carvajal Burbano.*


En la mayoría de discursos sobre el desarrollo la dimensión local está presente. Si, por todas partes escuchamos los mensajes de que estamos en la “era de la globalización”. Pero, hay que tener en cuenta que la globalización es asible en lo pequeño y o concreto, in situ, en la propia vida y en los símbolos culturales, en lo local, en el lugar, la relación entre lo local y lo global hay que verla como “dos caras de un proceso”.



                      Mural del  colectivo de artistas quilichagueños        

Para Barcellona la comunidad no es “nostalgia”. Se requiere la comunicación con el otro, como base necesaria para la confirmación de la identidad. Es “la búsqueda de un terreno común más allá de la abstracción mutiladora del universalismo”. Como lo expresa Villasante
“Lo pequeño es hermoso”, no para encerrarse en ello, sino para poder aprehenderlo y moverse con soltura y confianza, para poder adecuarlo a las necesidades específicas de cada sujeto y de cada grupo humano, y desde esa relación de calidad poder abrirse a otras realidades más amplias.

O, en palabras que escuché a un indígena guambiano hace algunos años: “Hay que rescatar la provincia, pero no ser provincianos”.

Según Bauman, palabras como comunidad inspiran sensaciones agradables. Es un “lugar cálido, un lugar cómodo y acogedor. Es como un techo bajo el cual nos abrigamos de la lluvia pesada, como un hogar delante del cual calentamos las manos en un día helado”. Este lugar no existe por sí solo. Debe ser construido  colectivamente. Hoy es cada día más relevante el enfoque micro-sociológico, local, rural y urbano, es pensar en el lugar “como escala de planificación y gestión de procesos de desarrollo”.

Algunos autores tratan la noción de “lo local” a escalas (generalmente a nivel de municipio) “Lo local” es entendido respecto a lo global de forma relativa, así la mera diferenciación por subdivisiones político-administrativas, la dimensión en términos de número de habitantes o de kilómetros cuadrados de superficie no son suficientes para definir que es lo “local”. El espacio local se convierte en aquel que permite reconocerse en el otro, crear lazos, unirse y asociarse para resolver problemas comunes y obtener logros (Jalomo).

En opinión de Cunha, como mundo vivido, el territorio aparece como un centro de la existencia humana, cuyas cualidades pueden ser definidas en función de sus significados y aspiraciones. El territorio es entonces el lugar investido de significados y el sentido del lugar refleja las cualidades percibidas y vividas de territorio.

El desarrollo local supone la circunscripción del desarrollo a un espacio “local” determinado. Hay que anotar, siguiendo a Coraggio, que por lo local no nos referimos a algo minúsculo, localista, sino a la condición común de una población que comparte  una historia de  asentamiento (que muchas veces  desconoce) y la vida cotidiana cara a cara –aunque sea más o menos desigual, más o menos conflictiva o solidaria-, en un territorio variable, cuyos problemas están inmediatamente interconectados, y desde donde se vincula a otras localidades o microrregiones y a su más amplio entorno regional o nacional. (Coraggio)

Además, el carácter “local” del desarrollo no hace referencia aquí, tanto a la circunscripción del desarrollo a un espacio “local” determinado –que se supone-, como al hecho de su concepción y materialización por los propios “actores locales”, como al hecho de su concepción y materialización por los propios “actores locales” del desarrollo.

En muchas partes el lugar se ha perdido de vista en la “locura por la globalización” de la que hemos sido testigos en los últimos años. Y-como señala Arturo Escobar- el borrar el lugar tiene profundas consecuencias en nuestra manera de entender la cultura, el conocimiento, la naturaleza y la economía. Por un lado, el lugar resulta central en cuestiones de desarrollo, cultura y medio ambiente ,y, por el otro, es igualmente esencial para imaginar otros contextos del pensamiento sobre la construcción política, de la identidad o del conocimiento. “El hecho es que el lugar continua siendo importante en la vida de muchas personas, tal vez de la mayoría -al menos el lugar en tanto que experiencia de una localización particular con una cierta ligazón a la tierra, un cierto sentido de los límites y una conexión con la vida cotidiana, incluso si su identidad se construye continuamente, sin quedar nunca fijada”,anota.


Así mi localidad, mi lugar, continua siendo importante en mi vida.

Y, en estos días de pensar sobre lo local, sobre el lugar, sobre el desarrollo con identidad cultural, etc, he vuelto a la Vega, mi pueblo natal, mi “mi patria chica”. Un hermoso pueblo (es verdad) del macizo colombiano.


   (*)  Profesor Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Universidad del Valle, Cali -Colombia